Jubilada Rosamar

Rosamar Prieto





Rosamar Jubilada

Nico Salas


Rosamar Prieto, desde ayer una feliz jubilada, tuvo la deferencia de atender a Viva Sevilla en la hora su despedida de la vida laboral: de la política ya lo hizo justo al final de la anterior legislatura municipal.
Esta funcionaria técnica de la Administración General de carrera y trabajadora incansable ocupó cargos de trascendencia tanto en su partido como en el Consistorio hispalense.
Todo empezó a principios de los 70 en el PSA. Ya en 1985 ingresó en UGT. En 1988 entra en el PSOE como militante. Fue secretaria de Administración y Finanzas dentro de la ejecutiva provincial del PSOE (1990-2000). De la mano de Amparo Rubiales fue jefa de gabinete de la Delegación del Gobierno de España en Andalucía (1993) y posteriormente gobernadora civil de Huelva. En la Junta de Andalucía ocupó el cargo de directora general de Comercio, Consumo y Cooperación Económica. Y en el Ayuntamiento sevillano fue delegada de Economía e Industria y concejal, segunda teniente alcalde, de Fiestas Mayores.
En su último acto político de trascendencia, el pregón de Semana Santa, al terminar de presentar al pregonero recibió una larga y sonora ovación de despedida por parte del público. ¿Qué sintió en ese momento?
–Fue muy emotivo, sentí vértigo y me temblaron las piernas. No es muy frecuente recibir el reconocimiento público por lo que oír y sentir ese aplauso fue muy especial. Siempre lo llevaré dentro.

¿Qué personas le han impactado más dentro la vida política?
–Por cercanía y confianza, la primera que nombraré será Amparo Rubiales. Ella me dio la oportunidad de volar sola y fue la primera en confiar en mí. Manuel Chaves, con el que he tenido una relación muy cercana, tanto profesional como de amistad, me aportó mucho. Caso aparte y muy especial para mí es Felipe González. Ha sido lo mejor que le ha pasado a Sevilla en las últimas décadas, su labor y sus logros, al frente del Gobierno de España, por Sevilla no tienen parangón. Por su carisma y personalidad ocupa un lugar destacado en mis preferencias.

¿Qué le hubiera gustado hacer y no pudo al frente de Fiestas Mayores?
–Dejar rematado el tema de la carrera oficial, crear un espacio donde las personas con movilidad reducida o carencias sociales pudieran ver la Semana Santa.

¿Qué le ha llenado más al frente de este cargo?
–El cargo en sí ya es altamente gratificante, no sería justo destacar una acción en particular. Quizás conseguir el presupuesto para que un barrio realice su velá sí me ha gratificado especialmente. Es una ocupación que exige dedicación plena pero te devuelve, en forma de cariño y reconocimiento, todos los sacrificios que conlleva.

Retirarse de la política estando a tan alto nivel no debió ser fácil...
–Pues yo tenía mis dudas para seguir al no estar segura de poder seguir rindiendo al nivel que exige el cargo, que es muy alto. Esto, sumado a la nula insistencia desde la dirección del partido para mi continuidad, hizo que una decisión muy difícil y complicada se convirtiera en muy fácil.

¿Cómo llenará su tiempo la Rosamar persona, esposa y madre?
–Mi marido se puso muy contento al conocer la noticia de mi jubilación. A él, a mi familia y a los amigos dedicaré mucho tiempo. Me implicaré en labores sociales y me he ofrecido para colaborar con Juan Espadas, una persona y un político a quien admiro y a quien intentaré ayudar aportando en lo que él crea oportuno. Pero todo esto será después de unas largas vacaciones que durarán hasta el otoño.

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