A veces oigo a mi padre, que algo sabe de
esto, nombrar a Juan Tribuna o Matías Prats y comentar, casi con tristeza, como
en esta profesión, se ha perdido todo atisbo de profesionalidad en favor de un
servilismo enfermizo a los poderosos.
Da asco escuchar a algunos de estos pseudo
profesionales, a veces por su falta de personalidad, a veces cumpliendo órdenes
de quienes los dirigen y les pagan, que en el fondo son los auténticos responsables de
la degradación de esta profesión.
En las cadenas privadas está claro que lo que
vende es el bipartidismo y no hay espacio apenas para, ni siquiera los equipos
que están jugando y de los que deberían hablar en la retransmisión. Cualquier
excusa o parada del partido es una oportunidad de hablar del Madrid, del
Barcelona, de Cristiano o de Mesi. Lo de más simplemente no existe.
Y en la pública, ay en la pública. Que se
puede esperar de una cadena pública como TVE que tiene de "jefecillo"de
Deportes a Juan Carlos Rivero. Un personajillo cuyo único merito ha sido narrar los partidos de la selección sub 21 y alguno de
segunda división. Este periodista tiene el dudoso honor de haber introducido la
prensa amarilla en los programas deportivos que pagamos todos y cada uno de los
españoles. Copiando la formula de las privadas, ahora en TVE es más importante
con quien ceno ayer Ronaldo que la trayectoria de equipos como el Valencia, o
el Athletic de Bilbao. Los antaño esperados y venerados Estudio Estadios se han convertido
en tertulias de chillones al servicio de los grandes, donde a veces ni siquiera
te repiten los goles de los otros 18 equipos de primera, pero si dan cumplida
informacion del peinado nuevo de Cristiano Ronaldo.
Es incomprensible que se le dediquen tres
cuartas partes de todos programas a los de siempre y dejen para todos los demás
las migajas del final del programa. Ven paralelismos en esto y en el reparto
del dinero televisivo. Son evidentes y así nos va.
Los narradores son de risa. Rivero en TVE,
Esteva en La sexta y Carreño en Cuatro distan mucho de ser esos comunicadores
imparciales que entienden de futbol e informan, están mucho más preocupados de
que se lean los mensajes de los televidentes, que no se a quien interesan, de vender la programación
de la semana de sus cadenas o organizar alguna rifa para seguir recaudando.
Mientras el balón corre y nadie sabe quien lo despejo o quien lo tiene
controlado. Eso de igual. Lo importante es vender y que se sepa que desayuno
ayer Leo Mesi.
Si entre los narradores hay poco o nada con
que quedarse, lo de los comentaristas ya es de traca.
A los iluminados, como Sarabia o Cañizares,
que todo lo saben y que en vez de contar lo que están viendo se dedican a
decirles a los entrenadores, jugadores y árbitros lo que deberían hacer, los
crucificaría al instante. Que falta de respeto más grande que mediocres, como estos
dos, se atrevan a criticar a profesionales que están a años luz de ellos. Un ejemplo
podría ser cuando Sarabia comenta como debería atacar el At. De Madrid. Quién
demonios es él para discutirle un planteamiento o un cambio a un técnico que
acaba de ganar la liga?
Cañizares, ese que tanto cuida su imagen y
que se perdió un mundial por salvar un bote de colonia es otro inventor del
futbol. Todo lo sabe, todo lo ve y nadie puede discutirle, porque su opinión es
dogma, está por encima del bien y del mal.
Y si hablamos del “Lobito” Carrasco… alguien
debería decirle que está hablando para millones de personas, que es aconsejable
preparase un partido antes de comentarlo y cobrarlo y alguien debería
comentarle a quien le paga que antes de sentarse a comentar un partido primero
hay que aprender a hablar.
Aprender
a hablar, algo que deberían hacer Radomir Antic, o Robinson, porque ya está
bien de pagar cantidades astronómicas a gente de fuera del país por hacer un
trabajo que podrían hacer españoles con algo más de cultura lingüística. Lo
mínimo exigible a un señor que se gana la vida con su palabra y su voz es que
aprenda a hablar correctamente el idioma del país que le acoge y le paga bien.
Si
hablamos de los árbitros contratados para comentar la labor de sus ex colegas
la cosa se tiñe de podrida ya que con solo con dos ejemplos dejaremos claro que meritos son
los necesarios para ganarse la vida después de una trayectoria profesional.
Las
estrellas en este campo son Iturralde González, ese arbitrucho que fue
colegiado de cámara del Real Madrid, que siempre estuvo al servicio del
Villarato y que robo una liga al Sevilla F.C. al no señalar tres claros
penaltis en un fatídico Mallorca-Sevilla y el ínclito Rafa Guerrero, si ese de “Penalti
y expulsión” con la respuesta de su jefe de turno en ese partido “No me jodas
Rafa”, que se convirtió en frase histórica para nuestro futbol.
En este
país si siembras, recoges. Pero solo si siembras en el huerto del grande, del
que tiene poder y normalmente muy poca o ninguna vergüenza, ni personal ni
profesional.
El
derecho al pataleo es lo que no podrán quitarnos nunca a los que estamos lejos
de esas altas esferas mediáticas y que protestamos y protestaremos siempre ante
la degeneración de una profesión, la de narrador y comentarista deportivo, que
en este país ha caído en picado sin que se vean atisbos de recuperación , a
corto y medio plazo.
Nico Salas
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desgraciadamente es asi, gracias
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