Escritos de roc&roll

Oriol Llopis presenta en La Caja Negra el viernes su último libro recopilatorio
Nico Salas






Oriol Lopis presentará en Sevilla, el próximo viernes, su nuevo libro, “Escritos Poco Fiables”. Una recopilación de sus artículos y críticas musicales publicados en diferentes revistas durante los últimos 40 años.
-Después de dos años de publicar sus memorias en “La Magnitud del Desastre”, llegan estos “Escritos poco fiables”. ¿Qué se encuentra el lector en este libro?
-Un Pitagorín me propuso escribir mi autografía. Me froté las manos, pues eso me daba la oportunidad de narrar la sarta de barbaridades, triples saltos mortales sin red y todo lo que quieras. Según el editor se vendieron dos libros y medio, pero a mí me empezaron a llegar cartas de todo el país felicitándome y congratulándose de que estuviese vivo. Lo más bueno es que unos me descubrieron por ese primer libro, mientras que otros lo pillaron porque todavía recordaban lo que yo escribí hace décadas. Resumiendo: en este libro, “Escritos poco fiables”, el lector encontrará lo que yo escribía mientras me buscaba la vida a salto de mata. Y a pesar de que, como dice mi señora esposa, yo “estaba más quemado que la moto de un jipi”, para mi propio asombro los artículos aquí recopilados se mantienen más que bien. (Soplo aliento a las uñas y las froto vigorosamente contra la solapa de la americana: sí, brillan adecuadamente) Total... que de una tacada recuperé a todos los lectores que les gustaba cómo escribía y, de paso, se me abrieron unas puertas que ya creía definitivamente cerradas: “De Vuelta En La Montura”, como acertadamente dicen Aerosmith en uno de sus temas.
Foto.- JOSÉ ÁLAMO (R&C)
-Cuarenta años dan para escribir varios libros. ¿Cuál ha sido el criterio de selección de los artículos para su publicación en uno solo?
-Ofú... siempre volvemos a la puta pela. En justicia, “Escritos....” debería haberse encaramado a las 800, 1.000, 1.200 páginas. Pero como jamás volverán a verme sentado en la sala de espera de una editorial, esperando que ese sapo con puro hojee mi original antes de enviarlo a la papelera, no me quedó más remedio que agarrar el De Lorean de “Regreso Al Futuro” y plantarme en la época punk antes de embrutecerse. ¿No te gustan las condiciones que te proponen las casas de discos? Háztelo tú mismo. ¿Las revistas hablan de Yes, Queen, Emerson Lake & Palmer? Escribe, fotocopia y grapa. Nunca me había sentido más punk, en serio. Pero me he perdido. Ese libro merecía mil hojas, pero eso estaba fuera de mi presupuesto. Así que hubo que cribar, cribar y cribar hasta que quedase lo más significativo, lo que representara qué es el rock’n’roll es todas sus facetas. Las crudas, las que sangran, aquellas en que ni los Stones ni Led Zeppelin aparecen ni por asomo.
-¿Qué grado de compromiso, por parte de la prensa especializada, cree que ha habido durante estos años?
-Veo que, cual pertinaz sequía, persiste en su actitud de tratarme de usted. Algo habrá que hacer al respecto, pero ahora no es el momento.... ¿Grado de compromiso por parte de la prensa especializada? ¿Durante esos años? Hubo un tiempo en el que nos implicábamos hasta las entrañas. Era eso que llamaban (ejem, ejem) “El guardián de la llama”, cosa que fue degenerando hasta nombres que no quiero citar. Del mismo modo, las revistas especializadas en rock tiraban 25.000, 50.000, 75.000 ejemplares. Había interés, hambre. Arramblar una borrosa foto de Black Sabbath en blanco y negro era estar en posesión del Arca de la Alianza. Cuéntale eso a un chavalillo que lleva el corte de pelo en forma de cenicero: no tiene sentido.
-Ha llegado la hora de la autoedición. ¿Ya no cree en las editoriales tradicionales?
-La autoedición es el único camino que nos queda a los desengañados, tangados, estafados y demás “idealistas” que creímos que nos editarían el libro por convicción y porque creían que tenía posibilidades, pero pronto quedó claro de que su intención era arramblar todo lo que pudiesen y, a renglón seguido, liarnos con una serie de explicaciones y argumentos que no entendía ni Bertrand Rusell. Pero voy a ponerlo con el ejemplo más triste y deplorable del que he sido testigo en Sevilla. No citaré ni nombres de editoriales ni leches, (solo me faltaría que me cayese una demanda por difamación y mandangas así) pero esa anécdota lo dice todo. Es la historia de una amiga que conocemos casi todos, y que se presenta cargada de cámaras hasta decir basta. Un día quiso dar a conocer su obra en un modesto libro con las fotos de músicos sevillanos, con una breve intro de sus carreras. Movió cielo y tierra buscando una editorial mínimamente legal. Dicha editorial le ofreció ochenta céntimos por libro vendido. ¿Qué me dices a eso?
Foto.- Nico Salas
-Imagínese una lucha de Dj´s. Usted se queda con la década de los 70 y su contrincante con todas las demás, ¿quién ganaría?
-Bien, yo tengo a los Stooges, Iggy, Sweet, Blue Öyster Cult, Flamin Groovies, La mejor época de Golden Earring, Mink (y Willie) DeVille, Roxy & Bryan Ferry, Eddie & The Hot Rods, el space-rock de Hawkwind, Todd Rundgren, New York Dolls. Tuck Buzzard (la banda más infravalorada de la historia), Runaways, los Foghat de la época “Energized”... El preparador de mi contrincante ya está tardando en arrojar la toalla, pobre. Y si intenta como buenamente pueda encajarse el protector bucal, ahí estarán Dogo y El Legado para hacer limpieza del desparramo.
-¿Hay vida después de Pájaro y su “Santa Leone”?
-Delicado, muy delicado. Hay la teoría del segundo disco, donde o sorprendes a tu público con una jugada igualmente flashante, sorprendente y que deja fuera de juego -por su capacidad de superarse a sí mismo, su originalidad, su genio...- o, sin querer y ni siquiera ser consciente de ello repetir esquemas ya empleados en el primer disco. Como suele decirse, ahora mismo Pájaro está en los cuernos de un dilema. Y rezo porque salga en hombros por la puerta grande.
-Vuelve a elegir La Caja Negra como espacio para la presentación de una obra suya en Sevilla. ¿Por qué?
-No me jodas. ¿Se te ocurre lugar mejor? ¿Recuerdas la juerga de “La Magnitud Del Desastre”? ¡Aquello fue de mear y no echar gota!
-Ha entrevistado, a lo largo de su carrera, a multitud de estrellas del rock. ¿Con cuál de ellas se iría a una isla desierta?
-Una, usted lo sabe bien, es imposible. Me llevaría un buen saco con don Juan Y Carlos Castañeda, Stephen King, Lawrence Durrell, K. Richards, Andrea Paziencia (Un dibujante de comics que no es de este mundo), Iggy para echarnos una risas, una Hangstrom vintage acústica para ver si aprendo a tocar la guitarra de una vez, María AK-47 Kalashnikova, cuatro o cinco amigos que se quedaron en el camino... Y a Lou Reed, no para entablar sesudas conversaciones con él, sino para arrearle la somanta de hostias que lleva años pidiendo que le coloquen bien colocadas.
-La última vez que lo entrevisté era usted un recién llegado a Sevilla. ¿Qué opinión tiene, después de estos dos años, de la ciudad y sus moradores?
-¿Opinión? Que por fin he llegado a casa. Por cierto, os espero a todos. No faltéis porque nos vamos a partir el pecho de risa.
-Desde su dilatada experiencia, ¿qué consejo daría a los periodistas que intentamos escribir sobre música en este país?
-No puedo. ¿Un dossier a fondo sobre Franz Ferdinand? ¿Yo La tengo? No, mirad hacia atrás. Es mucho más fascinante. Ayer me leí un fantástico artículo sobre el Merseybeat, pero no el sonido, sino sobre un humilde semanario que informaba sobre lo que se estaba cociendo en Liverpool. Beatles, Billy Kramer & The Dakotas, Rory Storm & The Hurricanes y muchos, muchos más. Cuando te recorre el escalofrío, cuando tomas conciencia de que los Beatles y el Merseybeat Sound estaban arrancando... en 1962. Un día que iba un poco cocido supe argumentarlo: es así de simple, el futuro del Rock & Roll no está hacia delante, sino hacia atrás. Hay mucho más por escarbar. Y lo que allí se encuentra son diamantes, nada de polietileno ni derivados. ¿Sí o no?








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