Reflexiones después de los atentados en Charlie Hebdo


En días en los que la ira, la tristeza, el miedo y la impotencia nos llenan la mente es difícil tener la cabeza fría, o lo suficientemente templada como para entender que se puede ser árabe, musulmán, formar parte de un partido político islámico y  ser un islamista y aun así no ser un terrorista.
En días en los que sed de venganza nos ciega es muy fácil confundir la realidad. Una realidad que, mucho me temo, acabara por traer más muertes y más dolor. Da igual en el bando que estés, a cualquiera nos puede salpicar un conato de violencia callejera, de los que ya se están produciendo y muchos más que aun llegaran.
Los salvajes asesinatos, acaecidos recientemente, en la parisina redacción  de Charlie Hebdo no solo son , sin ningún género de dudas, atentados contra la libertad de expresión, sino una muestra de lo que los terroristas, que se escudan bajo su Dios, son capaces de hacer, aun sabiendo que esos actos les costaran su propia vida. 
Hechos que son condenables bajo cualquier prisma, menos el de ellos, claro, pero no se debe confundir  musulmán o árabe con terrorista, cosa que desgraciadamente está ocurriendo en media Europa.
La Islamofobia está en claro crecimiento y partidos ultraderechistas y radicales de varios países, de la “educada y moderna” Europa, ven en estos actos, deleznables a todas luces, un buen caldo de cultivo para afianzarse en sus ideas racistas y xenófobas.
Es realmente alarmante que partidos, como el alemán Pegida, crezcan y salgan de sus países de origen para internacionalizarse. Cabe recordar que este partido alemán ya cuenta con seguidores en Noruega o Austria, donde hay manifestaciones convocadas para pedir la erradicación de la inmigración musulmana y la influencia del islam en sus países.
Pegida (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente), ha publicado en sus redes sociales lindezas como "El atentado contra el semanario francés 'Charlie Hebdo' parece un ataque a la libertad de expresión, la democracia, Europa y contra todos nosotros, pero lleva el agua a nuestro molino y no vamos a aprovechar para presumir de que lo sabíamos". 
Es infame intentar aprovecharse de estos atentados, y de las muertes de los profesionales del semanario francés, con fines electorales, pero esto es lo que está ocurriendo por ejemplo en Francia con partidos como el ultraderechista Frente Nacional (FN).  Marine Le Pen, su presidenta, ha pedido a sus partidarios que se manifiesten en todas las provincias de Francia, pero no en París, donde su partido se autoexcluyo de la marcha antiterrorista encabezada por  los líderes gubernamentales europeos, que reunió a más de medio millón de personas. Estos líderes políticos ven votos donde otros vemos sangre, muerte y dolor.

En nuestro país no se han hecho esperar los ataques a mezquitas, 
con pintadas, a todas luces xenófobas, en las que se insulta a todo lo que huela a árabe o musulmán, sin tener en cuenta que ellos  también están en contra de esa violencia, como así han dejado claro instituciones como  La Unión de Organizaciones Islámicas de Francia, que en su web oficial publicó: "La UOIF condena con la mayor determinación este ataque criminal y estos terribles asesinatos. La UOIF expresa sus más profundas condolencias a las familias y a todos los trabajadores de Charlie Hebdo" .
Hassen Chalghoumi, imán de la mezquita de Drancy, una de las mayores del país galo, en declaraciones a la cadena francesa BFM TV declaró: "Su barbarismo no tiene nada que ver con el Islam".
La Gran Mezquita de París, una de las mayores en Francia, publicó un comunicado en su web poco después del atentado en el que decía que la comunidad estaba "impactada" y "horrorizada" por la violencia.
"Condenamos firmemente este tipo de actos y esperamos que las autoridades tomen las medidas más apropiadas. Nuestra comunidad está perpleja por lo que acaba de ocurrir. Un sector completo de nuestra democracia se ha visto gravemente afectado. Los tiempos han cambiado y estamos entrando en una nueva era de esta confrontación".
Habría que tener la cabeza fría, luchar contra la violencia y contra quienes comulgan con ella, pero jamás deberíamos dejarnos llevar por actos como estos para demonizar a todo un pueblo. Toda una cultura que cuenta  millones de personas que nada tienen que ver con la barbarie terrorista que nos azota. Y lo más grave es que esto no ha hecho más que empezar.
Nico Salas



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