El 21 de septiembre , a las 11”00 horas y dentro del
marco de actividades de La Bienal, se presentará en Espacio Santa Clara (c/
Becas, s/n) el fanzine TeVeo Nº 9, especial Flamenco Not Dead. Ese mismo día,
inmediatamente tras esa presentación pública, se inaugurará,en el Corral de
Esquivel (Alameda de Hércules, 39) la exposición de pinturas de Rafa Iglesias
con el mismo título. Dos visiones contemporáneas y sui géneris de un arte del
siglo XXI.
Viva Sevilla converso con el polifacético Iglesias.
Nueva entrega de TeVeo. El fanzine sigue
gozando de buena salud.
De bien nacido, dicen
que es. Así que este editor comienza agradeciendo muy sincera y efusivamente su
apoyo a nuestros entregados lectores y anunciantes. Gracias a ellos cada nuevo
número del TeVeo
crece en páginas, color, contenidos y libertad de expresión. Somos una especie
de Charlie Hebdo de andar por casa, una publicación radicalmente independiente
y crítica. Nuestro sustento es el que proviene de fieles lectores, de una
ciudadanía comprometida y de un tejido empresarial vecinal cercano, todos ellos
amantes de formas de cultura alternativas a lo oficial y ortodoxo. Todos
partícipes de ese movimiento social que ya empieza a oírse en Macarena, San
Luis, San Marcos y toda la zona aledaña a la Alameda de Hércules. Eso que
muchos llaman ya BARRIONALISMO. Ya saben: solo no puedes. Con amigos, sí.
Que nos encontraremos
en este nuevo número, dedicado exclusivamente al flamenco?
“Al toque” tenemos firmas tan cabales como la de Manuel
Pedraz, irradiando cultura a espuertas desde RNE. Y con Fernando Mansilla,
aprenderemos con su “liberatura”
que el flamenco con sangre entra. También participan Daniel Lebrato y José Miguel Carrasco. José
María Gómez y David Eloy, poetas heridos, nos desgranarán unas bulerías para La
Carbonería de Pisco Lira, el irreductible espacio cultural y flamenco.
“Dando el cante” nuestros insignes dibujeros, gente
como Máximo Moreno, con su grito que no
cesa, Gonzalo Llanes, el quejío gráfico que se clava, Gaspar y su Blue Moon por
bulerías, otra entrega
seriada ambientada en las 3.000 viviendas. Y el fotógrafo David Palacín, rindiendo culto
y memoria al gran Manuel Molina. Y como plato fuerte visual, un experimento: un
cómic con letra del siempre genial Carlos Lencero, ilustrado por Patricio
Hidalgo. Impresionante impresionismo flamenco.
Entonces el flamenco no solo se canta, se toca
y se baila?
Cuando el flamenco es, se
sabe.
Porque se siente que es y que es de
verdad. Porque el flamenco es,
ante todo, sentimiento. Un
sentimiento que se canta, se toca y se baila, si, pero también se ve y se lee, como atestigua nuestro TeVeo.
Sea sincero, por favor, y dígame que sabe usted de flamenco?
Respecto
al flamenco, sólo sé que no sé nada. En serio. No es coña ni recurrente frase
de resorte verbal automático. Pocos palos soy capaz de identificar rigurosa y
verazmente al escucharlos y menos aún conozco de sus vericuetos y de las
profundidades abisales que lo definen como arte y fenómeno social, cultural y
artístico. Pero si lo siento. Y mucho, pues no puede ser de otra forma si eres
persona, cuando te lo encuentras. Y cuando es de verdad. No artificiosos
ejercicios de pretendida y pretenciosa modernidad contemporánea o de una
supuesta evolución natural de sus primigenias señas de identidad, vacuamente
argumentada. No. Cuando el flamenco es, se sabe. Porque se siente que
es y que es de verdad. Porque el flamenco es, ante todo, sentimiento.
Un sentimiento que se canta, se toca y se baila. Y se ve y se lee, como
atestigua nuestro TeVeo.
Como
decía Juan Canasto: “En el flamenco lo que hay es una gran farta de
ignorancia”. Es impensable, no sólo cualquier avance, también el concepto de
cultura en su conjunto, sin una actitud crítica y dudosa que todo lo cuestione,
fiel reflejo de la filosofía primigenia europea. Sin embargo hoy, son malos
tiempos para la crítica o la duda. Ese muy saludable espíritu pareciera estar
poco menos que prohibido, cuando no se nos ofrece como un acto de disidencia
laborioso y altamente tedioso, que requiere posicionamiento y riesgo, pues
exige el trabajo de escuchar al otro, pensar, construir argumentos, dialogar.
Requiere tiempo, lugar y capacidad de reflexión. Aprendizaje. Demasiado para
quién ya se siente “poseído” por la verdad absoluta. Muy raro encontrar
personas que ejerciten la crítica o la duda, conceptual y prácticamente, en
libertad. Meramente por eso, más necesario que nunca reivindicar a ambas,
juntas o por separado, desde una sana actitud constructivista.
Por
ejemplo en el flamenco. No creo en la pureza de los cabales, que emiten
cátedra siempre desde una cota dominante, que por su propia condición y
situación excluye la participación crítica de la duda.
Pero yo siento, más
que comprender al flamenco, como a la vida misma. Más desde el corazón y la experiencia en piel
que desde la cabeza, propia o ajena. Más desde una supuesta inteligencia
emocional que desde una estudiada estadística empírica y catedralícia. Impuesta.
Y si
debo aferrarme a una única verdad inamovible, es que existen valores, como la
Libertad y la Igualdad, que se asientan sobre los fundamentales derechos
humanos, los únicos que no se pueden cuestionar. Nunca.
Por
eso, de la vida y del flamenco, en eso estoy. En aprender. ¡Y lo que me
queda...!
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