Isabel
es activa en los movimientos sociales por la bicicleta y en los últimos años ha
enseñado a más de 300 mujeres a montar en bicicleta. Tras años de tomar nota
con lo que funciona y lo que no, ha decido hacer un crowdfunding, que comienza
el viernes 28 de octubre. Una preventa
para vender el libro y para dar a conocer las diferencias que hay en el uso de
la bici entre hombres y mujeres.
¿Hay
tantas personas que no saben montar en bici como para escribir un libro sobre
ello?
Hay muchas
más de las que la gente piensa. Normalmente todos conocemos a personas que no
usan la bici, muchas no saben montar, pero si no sale el tema, no se cuenta en
público. Por mi experiencia la mayoría son mujeres, aunque también hay hombres.
Este libro no es sólo para enseñar a las personas a montar en bici, que
también, y para que surjan más monitoras que quieran enseñar a sus amigas o
hijos. Es un libro dedicado a las personas que han aprendido a montar de mayor,
que son muchas, a todas las que se han atrevido pese a su edad a tener que
enfrentarse a sus miedos. Es un libro práctico, pero también como muchos
testimonio e historias personales de fondo. Además, es una forma de visibilizar
como nos enfrentamos a nuestra movilidad en la ciudad y como cambia la vida,
para bien, cuando incluimos la bici.
¿Cuándo
empezaste a enseñar a personas adultas a montar en bici?
Hace cuatro
años que montamos Santa Cleta un centro dedicado a la bici y varias amigas me
confesaron que no sabían montar. Así que, quedé con ellas y poco a poco,
primero con personas conocidas y luego con gente que empezaba a venir de parte
de otras a echar el rato y con paciencia acompañarlas en su aprendizaje y
ayudar en lo posible, sobre todo a combatir los miedos de siempre “de todo el
mundo puede, pero no yo”, “me voy a caer”, “esto no es para mí”. Después de
esta experiencia me di cuenta en que había mucha más gente de la creía, así que
empecé a ofertar cursos de “autonomía y aprendizaje de la bicicleta”. Llevo
cuatro años sin parar con el tema porque la verdad es que me ha cautivado. Me
puede la valentía de la gente que viene con su historia, lo intenta, pedalea
por primera vez y comienza a usar la bici a los 40, los 50 o incluso los 60
años. Y, sorprendentemente, el 90 por cierto de las personas que vienen a los
cursos de aprender a montar son mujeres.
¿Hay tanta
desproporción en el uso de la bici entre hombres y mujeres?
Sí, es
sorprendente, pero en Sevilla, el 32 por ciento de las personas que van en bici
a diario son mujeres frente el 68 masculino. Y, como esta ciudad tiene la bici
muy integrada en su entorno es una de
las mejores estadísticas de uso de la bici por parte de la mujer de España. En
comparación con otras ciudades es una cifra alta. Está demostrado que en los
lugares donde hay “mucha bici”, hay también “muchas mujeres ciclistas”, el uso
de la bicicleta por parte de las mujeres es un indicador de desarrollo de la
movilidad en la ciudad. Por ello, para seguir trabajando no podemos dejar que
no se conozca el tema, y publicar el libro Sin cadenas también es darle voz a
esta estadística de uso, es fomentar el uso de la bicicleta por parte de las
mujeres, es visibilizar que todavía hoy, las mujeres tiene menos licencias de
conducción, usan menos la bici, y tarda más en hacer sus trayectos que los
hombres. Vamos a darle voz a esto para que se conozca y para cambiarlo.
¿Has
recibido apoyo institucional?
Hace años la
Junta nos encargó unos cursos y una investigación sobre el tema que dio unos
resultados muy interesantes y puso la primera piedra sobre este campo de
trabajo que es el mirar la ciudad y su movilidad desde una óptica de género.
Aprendimos lo importante que es la seguridad para que “todas” las personas,
hasta las que van con una silla de bebé en la bici vayan seguras mientras se
trasladan. Aprendimos la influencia cultural y la falta de apoyo en redes
cercanas en muchas situaciones. Sin
embargo, el mayor apoyo para continuar trabajando sobre estos temas ha sido la
ejecución del proyecto Mujeres a golpe de pedal, de Acontramano,
Asamblea Ciclista de Sevilla. Gracias a su financiación estamos dando clase de
montar en bici a las personas de los barrios, a gente que lo necesita, estamos
trabajando con otras ONGs, y realizando una investigación para obtener resultados
de interés, como por ejemplo, saber cuántas mujeres que aprenden a montar en
bici en su edad adulta cambian su movilidad y el impacto positivo que esto
tiene en su vida.
¿Qué le
dirías a una futura alumna de aprender a montar que está leyendo esto?
Que tanto
para aprender a montar en bici, como para todo, hay que ir desaprendiendo
muchas de las cosas que nos han metido en la cabeza de pequeñas. Hay que
olvidarse del “niña no te manches”, del “niña eso es peligroso”, que es mentira
y solo son límites. Olvidarse de los pensamientos negativos “de me voy a caer”,
o del pasado “mi padre no me enseñó o en mi casa la bici solo la usaba mi
hermano”. Olvidarse, comenzar de nuevo y empoderarse. Pocas cosas nos dan tanta
seguridad, independencia y autonomía como poder transportarnos en bici por la
ciudad. Además, en pocas horas, todas las alumnas aprenden, solo hay que
intentarlo.
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