Víctor Ullate presenta, en una sola sesión, su espectaculo 30 Años de Danza. Nico Salas |
Víctor Ullate
estará en Cartuja Center, con su espectáculo 30 Años de Danza, el sábado 1 de
diciembre.
Ullate conversó con
Viva Sevilla.
Cómo se
consigue aglutinar en un solo espectáculo 30 años de trayectoria, trabajo,
éxitos y reconocimiento internacional?
A
pesar de que yo lo puedo contestar habría que preguntar a Eduardo Lao, que es
el que ha hecho posible este espectáculo. Con una idea preconcebida es más
sencillo, hay que hacer una selección de las partes más emblemáticas de los
ballets, después hay que montar una historia con un personaje que funcione como
hilo conductor, hay que dotarle de ritmo y hay que llevar a cabo una selección
de músicas, que es muy importante.
Qué grado de protagonismo ha tenido el flamenco en su trayectoria?
Todo,
siempre he querido darle a la compañía unos matices que hiciera que la compañía
fuese única dentro del ballet clásico y neoclásico. Empecé a bailar flamenco
con seis años en la compañía de Antonio Ruiz Soler, para mí fue un ejemplo de
cómo debía comportarme, y sobre todo al subir a un escenario, siempre guardaré
los recuerdos del gran Antonio Ruiz Soler.
Cómo fue
la experiencia de trabajar con Enrique
Morente.
Fue
todo un lujo, una tarde de verano alguien me dio el teléfono de Enrique y,
teníamos tantas ganas, tanto él como yo, de que se produjese ese encuentro, que
fue electrizante. Hablamos del flamenco y de todo lo que se podría hacer con su
música y mis coreografías, nos dieron las 4:00 de la mañana. También nos
acompañaban Aurora, su mujer, y Eduardo Lao. Con una luna llena y la Alhambra
enfrente, fue una de esas noches mágicas que no podré olvidar, me dio música
inédita y de ahí surgió el sur, que está inspirado en Yerma de García Lorca.
Todos
los ballets son como hijos, pero siempre tienes preferencias El Sur siempre me
ha emocionado, es una delicia por la danza y por el cante de Estrella y de
Enrique. Ha sido un regalo haber podido conocer a esta familia tan especial
como son los Morente a los que me une una gran amistad y cariño.
Cuenta
con Eduardo Lao en la Dirección Artística. Qué grado de responsabilidad le
otorga en cada uno de los montajes.
El
hecho de haber trabajado juntos, de tener una persona a tu lado con la que
poder hablar e intercambiar opiniones es muy enriquecedor, además coincidimos
mucho en el trabajo, la profesionalidad, el rigor. Cuando se levanta el telón
todo tiene que estar perfecto y los bailarines tienen que estar cómodos y sin
los nervios del estreno. Los ensayos tienen que ser siempre muy terminados, el
bailarín no puede salir al escenario con dudas, hay muchas horas de trabajo
dedicación. Ese respeto al trabajo y hacia tu profesión es lo que hace que el
espectáculo tenga calidad. No puede haber nada improvisado. Necesitas pasarte
muchas horas ensayando para que el grupo coral sea una sola persona, esa
cantidad de horas de trabajo yo solo no la hubiera podido llevar a cabo, tenía
muchas otras cosas entre manos: el estudio, los alumnos las reuniones, etc.
Para mí ha sido muy cómodo haber tenido a una persona de plena confianza con la
que sabía que la compañía podría estar a la altura, eso solo se hace con mucho
amor y dedicación; bajo el punto de vista artístico coincidimos en todo, no hay
que olvidarse de que Eduardo fue mi primer alumno varón en la escuela y de que
ya formamos parte uno del otro.
Cuál es
el estado de salud de la danza en nuestro país en la actualidad?
Todo evoluciona en la vida y
si no, vamos mal…
Es una pena que un país como
España, que ha inspirado a coreógrafos, como Marius Petipa y tantos otros que
le siguieron, yo mismo incluido, no valore la danza, pero mientras los
políticos no sean conscientes de ello, no habrá nada que hacer. Ha habido
bailarines en España maravillosos, pero cómo se puede pretender que se le de
espacio a la danza clásica cuando no se consideran las danzas españolas, como
el flamenco y la escuela bolera, ambas de gran riqueza.
Yo lo que hice fue fundar
una escuela clásica, que faltaba en nuestro país, con un sello personal, donde
la forma de bailar se pudiese diferenciar de las demás, después de cuatro años
de dedicación, formé una compañía para que los bailarines pudiesen tener un
puesto de trabajo sin tener que salir al extranjero, fue una equivocación,
porque el bailarín siempre está atraído por las cosas nuevas (otras culturas,
otros países, otras compañías y otras formas de bailar) eso enriquece un
artista. Por eso me he apenado cuando se han ido artistas como Lucía Lacarra,
Tamara Rojo, Igor Yebra, Joaquín de Luz, Carlos Pinillos, Carlos López, Rut
Miró, sin nombrar a los que se quedaron, como Eduardo Lao o Ana Noya, que
hicieron su carrera conmigo en la compañía.
En España no existe la
consideración que se tiene por la danza en otros países, eso también tiene que
ver con el cuidado de los políticos, la danza tiene que ser un orgullo para el
país. Espero que en algunos años la cosa cambie, pero lo primero que tiene que
cambiar es la situación política, que los políticos que llegan no deshagan lo
que otros han creado, porque el trabajo continuado es la única forma de crear
algo sólido, como tienen otros países como Francia, Inglaterra, Alemania, los
Países del Este o incluso América. Después de tantos años de lucha y de entrega
a mi profesión, sería una gran tristeza que todo esto no hubiese servido para
nada. Así que esperemos que los políticos que vengan estén a la altura y que
dejemos a los artistas el espacio que se merecen porque en España el arte
sobra.
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